Otro transportista ha fallecido en su camión. La trágica estadística sigue cebándose con los trabajadores de la carretera. Ya son once los transportistas fallecidos en las carreteras vascas este año. Esta vez ha ocurrido en Irún, un ataque al corazón se cobró la vida de un transportista navarro de 56 años. 54 trabajadores han fallecido en Euskal Herria en lo que va de año en accidentes que se podían haber evitado.
Los sindicatos LAB, ESK, STEILAS, Hiru y ENHE se han concentrado una vez más con el lema” la precariedad mata. Patronalak eta instituzioek gaixotu eta hiltzen gaituzte” para denunciar el enésimo accidente laboral de un trabajador, en este caso transportista. La protesta se ha realizado esta vez delante de la sede de la Seguridad Social, el viernes 15 de noviembre al mediodía en el barrio de Riberas de Loiola, en Donostia, para recordar al transportista fallecido, denunciar que la alta siniestralidad está relacionada con la precariedad y las malas condiciones laborales; también para reivindicar el derecho de los trabajadores a tener una jubilación digna después de tantos años trabajando y se pueda adelantar la edad de todas las trabajadoras y trabajadores a los 60 años, sobre todo de aquellas que corren riesgos de tener un contratiempo.
Los sindicatos vascos critican la tendencia en sentido contrario de los últimos años: alargando la edad legal y los años de cotización necesarios, y retardando el acceso a la jubilación.
En el caso de los transportistas es una reivindicación histórica la jubilación anticipada a los 60 años. La OIT, Organización Internacional del Trabajo, establece una correlación directa entre la edad y la peligrosidad de la actividad dentro del sector del transporte por carretera: “Y es que la tasa de incidencia de accidentes de trabajo en los mayores de 55 años es tres veces superior al resto de sectores con respecto al mismo rango de edad”.
El sindicato Hiru lleva años reivindicando que se reconozca y se apoye la jubilación anticipada para los transportistas que ya se reconoce a los 60 años a otros profesionales como bomberos o policías. Asimismo, Hiru pide que tenga en cuenta el número de afecciones cardiovasculares en el sector a la hora de fijar los planes de prevención de riesgos. Cabe destacar que casi todos los transportistas fallecidos este año en accidente tenían más de 50 años y muchos de ellos han sufrido ataques al corazón. El sector envejece, no hay relevo, los jóvenes no se incorporan al transporte porque las condiciones laborales no son dignas o interesantes.
Está claro que a partir de esa edad pueden perder reflejos a la hora de conducir o tienen más riesgo de tener alguna afección cardiovascular o un infarto, provocar un accidente y poner en riesgo la vida del propio transportista y del resto de usuarios de las carreteras. Hay que tener en cuenta que los transportistas circulan normalmente con muchas toneladas de carga a sus espaldas, y con las prisas y presiones generadas por sus clientes.
Otro dato relevante es la dramática estadística de un transportista fallecido al mes, cada 30 días muere un transportista en la carretera. Ya se saben las maniobras de la administración para intenta maquillar y suavizar las estadísticas, considerando accidente de tráfico lo que evidentemente es accidente laboral. El siniestro del transportista es claramente un accidente laboral, está trabajando en la carretera.
Los sindicatos LAB, ESK, STEILAS, Hiru y ENHE vienen denunciando reiteradamente que las condiciones laborales precarias están detrás de estos siniestros. Por una parte está el incumplimiento por parte de la patronal de las normativas de prevención de riesgos laborales: ya que priorizan sus ganancias y beneficios por encima de la vida y la salud de los trabajadores. Por otra parte está la dejadez de la Administración que no adopta medidas ni pone los recursos necesarios para que las empresas cumplan esas normas de prevención: no hay inspectores suficientes y no se sancionan las infracciones.
Los sindicatos reclaman que cualquier trabajador pueda disfrutar una jubilación digna a partir de los 60 años. Sin embargo, la tendencia en los últimos años en general es la contraria, alargar edad legal y los años de cotización necesarios, y retardar el acceso a la jubilación, tanto si miramos a los acuerdos sociales en materia de pensiones entre los sindicatos CCOO y UGT con las patronales, como a la posición mantenida por los responsables de la Seguridad Social. La última reforma del 2013 es un ejemplo de ello. Los citados sindicatos defienden el derecho de los trabajadores a jubilarse cuando le corresponda, adelantar la edad en los sectores con altos niveles de siniestralidad laboral y peligrosidad en el trabajo, y no alargar más la del resto con el siempre planteado “equilibrio financiero” del sistema de pensiones. Para algunos colectivos vulnerables, esto supondría equiparar la edad del retiro con su esperanza de vida.
Tampoco se debe alargar más el tiempo cotizado para poder acceder a la jubilación parcial actualmente en 33 años desde la última reforma laboral de 2013. Entonces se permitía acceder 5 años antes de cumplir la edad entonces 65 años, ahora 66 y medio, y que llegará a los 67 años en 2027. Se debería incentivar el acceso de los jóvenes al mercado laboral, y no demorar la jubilación en todos los sectores.