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Día internacional de la salud laboral: Los sindicatos responsabilizan a la patronal del absentismo y la alta siniestralidad

Dos han sido las principales reivindicaciones de los sindicatos LAB, ESK, STEILAS, Hiru, EHNE-Etxalde y CGT de Navarra en el Día Internacional de la Seguridad y la Salud en el Trabajo celebrado el lunes, 28 de abril, en todo el mundo. Al tiempo de denunciar la alta siniestralidad laboral mortal: 64 trabajadores perdieron la vida en accidentes laborales el año pasado señalan, por una parte, que la patronal es la que provoca el absentismo que se está utilizando para restringir los derechos de los trabajadores. Y no olvidan por otra parte que la seguridad y salud en el trabajo es un derecho de todos los trabajadores. 

Los citados sindicatos han llevado dos movilizaciones espectaculares en Iruña y Donostia el 28 de abril por la mañana con el objetivo de denunciar la alta siniestralidad laboral que achacan a las malas condiciones laborales y recordar esta cruda realidad: 64 trabajadores murieron en 2024 en Euskal Herria y 100.000 personas sufrieron accidentes laborales. Los sindicatos afirman que se puede y se debe evitar esta dramática situación, ya que ni la patronal ni la Administración están comprometidas con la seguridad y la salud en el trabajo: una no cumple las normas de seguridad y el otro no las hace cumplir.

Los sindicatos denuncian la falta de humanidad de las empresas: «mientras los trabajadores siguen enfermando y muriendo como consecuencia de la precariedad laboral, la principal preocupación e inquietud de las empresas es aumentan sus beneficios valiéndose incluso de las denuncias sobre absentismo laboral». Los sindicatos responsabilizan a las empresas tanto del absentismo como de las enfermedades y siniestralidad laboral. 

Los sindicatos han llevado a cabo una espectacular movilización en el Paseo de Sarasate de Iruña a partir de las 11.00 de la mañana para recordar la muerte de 64 trabajadores en accidentes laborales el año pasado. Ante el Palacio de Navarra y la Inspección de Trabajo han escenificado a los trabajadores fallecidos en el suelo. En Donostia también se han visualizado los accidentes mortales del año pasado, con un mosaico gigante en la playa de La Concha. En ambas movilizaciones han denunciado con dureza la doble moral y la falta de humanidad que muestra la patronal ante la siniestralidad laboral.

La coordinadora general de LAB, Garbiñe Aranburu, ha denunciado en Donostia el «fraude patronal» y se ha mostrado contundente en relación a los 100.000 accidentes laborales del año pasado, lamentando la «imprudencia criminal de los empresarios». «¿Qué pasaría si los fallecidos fueran empresarios?», se ha preguntado Aranburu y ha añadido que en Euskal Herria el principal motor del absentismo es la patronal. Señala las causas que hay detrás, «la enorme siniestralidad que provoca el incumplimiento de la normativa de prevención, las enfermedades profesionales, que no se reconocen de forma masiva, sobre todo en sectores feminizados».

Aranburu ha criticado a los Gobiernos de Gasteiz e Iruña por «dar por buena» la postura de la patronal. «Garantizar el derecho a la Salud Laboral, debería ser una prioridad para cualquier Gobierno.» Para que adopten medidas que pongan fin a la impunidad de los empresarios, ha señalado, hay que imponer multas, para lo que ha reivindicado la necesidad de una auditoría laboral propia.

El representante del sindicato de transportistas autónomos vascos Hiru, Jon Altuna, ha denunciado que cada mes fallece al menos un transportista de media: «El año pasado murieron 14 transportistas en Euskal Herria. En lo que va de año se ha duplicado ese número de transportistas fallecidos, ya que 8 han fallecido en los cuatro primeros meses. Por una parte, el sector ha envejecido, no hay jóvenes en el transporte porque han empeorado las condiciones laborales. Y esa misma precariedad provoca la alta siniestralidad. La mayoría de los fallecidos se estaban acercando a la edad de jubilación y a partir de vierta edad hay más probabilidades de tener alguna afección cardiaca, perder el conocimiento y sufrir un accidente.

De ahí las reivindicaciones históricas de Hiru de jubilación anticipada para los transportistas que ya se reconoce a otras profesiones consideradas de riesgo como policías y bomberos; y por otra parte la reclamación de que se tengan en cuenta infartos y otras delencias cardiovasculares e la hora de fijar las normativas de salud laboral para el sector. 

En Iruña, el responsable del área de Seguridad Laboral de LAB, Inko Iriarte, ha denunciado que no hay casualidades detrás de los accidentes laborales, “se trata de una reiterada imprudencia criminal de los empresarios”.  

LAB, ESK, STEILAS, Hiru, EHNE-Etxalde y CGT han hecho público un comunicado titulado “la patronal provoca el absentismo, la salud laboral nuestro derecho” con motivo del Día Internacional de la Seguridad y Salud en el Trabajo que se celebra el 28 de abril. 

En Euskal Herria, durante 2024, 64 personas murieron en accidente laboral y más de 100.000 sufrieron accidentes. Un año más, denunciamos con firmeza y dolor las muertes laborales que siguen ocurriendo en nuestros centros de trabajo. Cada vida perdida es una tragedia evitable, un recordatorio de que las condiciones laborales inseguras y la falta de compromiso con la seguridad y salud en el trabajo por parte de los gobiernos y la patronal tienen consecuencias irreparables.

Denunciamos enérgicamente la doble moral y la falta de humanidad que demuestra la patronal ante los accidentes laborales. Mientras trabajadoras y trabajadores perdemos la vida o sufrimos lesiones graves o enfermedades profesionales en los puestos de trabajo, las preocupaciones de las empresas parecen centrarse únicamente en el absentismo laboral y en cómo maximizar sus beneficios económicos. Hablan de absentismo como uno de los problemas grandes que azota la economía.

Atribuyendo el absentismo laboral a la voluntad de los trabajadores y trabajadoras de cogerse bajas arbitrariamente solo buscan criminalizarnos y obviar su propia responsabilidad en la creación de entornos laborales peligrosos. Así, solicitan dar mayor poder a las mutuas, presionando para acelerar nuestra vuelta al trabajo sin estar recuperadas de las enfermedades y dolencias mediante la propuesta de “bajas flexibles”, proponen la restauración del bonus por reducción de la siniestralidad laboral, impulsan el retraso de la edad de jubilación y plantean todas las medidas posibles para meternos en la cabeza que la responsabilidad de enfermar es única y exclusivamente nuestra, de los y las trabajadoras. Lo más grave es el ciego apoyo de los diferentes gobiernos a este discurso manipulado e interesado.

Lanzan todas estas medidas sin tener en cuenta la perspectiva de género. Está demostrado que quienes, a día de hoy, prolongan su vida laboral son las personas con empleos menos penosos y mejor remunerados y en este grupo por supuesto no nos encontramos las mujeres.

Somos quienes seguimos arrastrando una vida laboral muy irregular como consecuencia, en gran parte, de la responsabilidad de los cuidados. La desigualdad y la explotación que sufrimos en el ámbito laboral las mujeres es evidente, no solo nos enfrentamos a condiciones de trabajo más precarias y peligrosas, sino que seguimos estando más señaladas y penalizadas cuando el sistema nos obliga a faltar al trabajo.

Los accidentes laborales no son estadísticas, son vidas. Cada accidente es el resultado de condiciones inseguras, falta de formación, precariedad, desigualdad o la ausencia de medidas preventivas adecuadas.

¿Dónde está la preocupación por la seguridad y la salud de quienes genera la riqueza con su trabajo? ¿Por qué no se invierte en prevención con la misma intensidad con la que se persigue el absentismo? La respuesta es clara: para la patronal, los números importan más que las personas.

No nos cansamos de repetir que las muertes en el ámbito laboral no son accidentes aislados, sino el resultado de políticas empresariales que priorizan el beneficio económico sobre la vida y la dignidad de las personas trabajadoras. Exigimos responsabilidades claras y contundentes a las patronales que, por acción u omisión, permiten que estas situaciones sigan repitiéndose. La seguridad laboral no es un gasto, es un derecho.

¿Qué pasaría si los muertos fueran los directores de las grandes empresas de Confebask o de la CEN? Si las víctimas de estos hechos fueran los máximos representantes de las grandes corporaciones, ¿acaso no se habrían tomado medidas urgentes y drásticas? ¿No habría una movilización social y mediática sin precedentes? ¿No se exigirían cambios inmediatos en las normativas y en la cultura empresarial? La respuesta es evidente. La vida de cualquier trabajadora o trabajador debería tener el mismo valor que la de quienes ocupan los cargos más altos. Sin embargo, la realidad nos muestra que no es así. Las muertes laborales de personas anónimas, de quienes sostienen con su esfuerzo la economía, suelen quedar en el olvido, sin justicia ni reparación.

Por ello, LAB, ESK, STEILAS, HIRU, EHNE-Etxalde y CGT Nafarroa exigimos un cambio de prioridades. Si de verdad quieren acabar con el absentismo, que empiecen por la obligatoriedad de una mayor inversión en la prevención de riesgos laborales y en la salud laboral por parte de las empresas. Hay que empezar a sancionar con firmeza a las empresas que incumplan con la normativa laboral en materia de seguridad y salud laboral.

Las patronales deben asumir su responsabilidad en los accidentes laborales y dejar de culpar a las víctimas. El absentismo no puede ser tratado como un delito cuando, en muchos casos, es consecuencia de la precariedad, la sobrecarga de trabajo o problemas de salud derivados de malas condiciones laborales.

Las trabajadoras y trabajadores no somos mercancía, somos personas con derechos. Hoy más que nunca, decimos “basta ya” a la indiferencia patronal y de los diferentes gobiernos. Exigimos un cambio radical en la forma en que se gestiona la seguridad y la salud laboral.