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Los repartidores de Ader que trabajan para Ikea, en huelga desde el lunes 19 de febrero

     Transportistas de la empresa ADER que trabajan para Ikea casi en exclusividad están en huelga desde el pasado lunes 19 de febrero para denunciar las precarias condiciones que les ofrece la empresa con las que no les alcanza ni para cubrir los gastos que tienen y reclamar unas condiciones dignas. Se quejan de las sanciones arbitrarias que la empresa nunca los justifica pero que suponen descuentos de hasta 600 euros en cada factura que cobran. Ya se rebelaron en junio del año pasado; entonces aceptaron las condiciones ofrecidas por la empresa pero a los seis meses vuelven a denunciar que no se están cumpliendo. 

     Exigen unos mínimos fijos mensuales que cubran los costes fijos de gasoil, seguro, mantenimiento en el taller, etc. que tienen estos transportistas de ligero que reparten a domicilios las ventas de la macro-tienda de Ikea de Barakaldo. Especialmente, en los casos de los repartos que se circunscriben a la provincia de Bizkaia, facturas que no suman ni tres mil euros mensuales, cantidad que no alcanza ni para pagar los costes que tienen que asumir.   

      También piden que el trabajo se reparta equitativamente, para que no haya beneficiados y perjudicados, reivindicación que ya se acordó en junio, pero que no se está cumpliendo.   

      En total, están en paro desde ayer reclamando mejores condiciones de trabajo alrededor de 50 transportistas que prestan servicio en la empresa ADER, repartiendo a domicilio los productos adquiridos en IKEA. 

       Los transportistas en paro vienen denunciando condiciones precarias, largas jornadas laborales de más de 10 horas diarias y retribuciones que rozan la explotación. Dirigen sus reclamaciones tanto a la empresa ADER así como a la macro tienda de muebles y decoración IKEA en Barakaldo.

       En principio hace seis meses mejoraron ostensiblemente las condiciones y cantidades que perciben los repartidores, pero éstos siguen sintiéndose explotados, trabajando por debajo de los costes, rechazan la situación que sufren y han optado por dejar de repartir. Los repartidores están dispuestos a parar los días que hagan falta para mejorar definitivamente las condiciones.

Un letrero de color blanco

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Un dibujo de una cara feliz

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