Cookie Consent by FreePrivacyPolicy.com

Suspenso a las autopistas vascas y, por consiguiente, a las tres diputaciones

Las plataformas contra el peaje AP68 Dohainik, A636 Peajerik EZ y AP8 Peajerik EZ critican que las diputaciones vascas mantengan los peajes en diferentes vías del territorio después de que se hayan considerado la Ap8 y AP1 como las autopistas peor valoradas del estado en un estudio de la “reconocida” Organización Independiente de Consumidores y Usuarios OCU, que acaba de presentar una encuesta realizada a nivel estatal sobre la valoración de las autopistas “preguntando a las personas que mejor conocen estas redes viarias: a los conductores y conductoras”. 

El resultado coloca a dos de nuestras autopistas, las AP-8 y AP-1, gestionadas por las diputaciones de Bizkaia, Gipuzkoa y Araba, como las peor valoradas de todo el estado. En la encuesta no incluyen datos sobre la tercera autopista de Euskadi, la AP-68, posiblemente porque su excesivo precio por kilómetro, la más cara de Europa, provoca que la mayor parte de los y las conductoras la eviten y por lo tanto no puedan valorar sus deficiencias.

Con respecto a la autopista, la AP-8 que une Bilbao con Irun, los y las usuarias señalan su pésimo trazado, sus incontables curvas muy cerradas y los continuos límites de velocidad que obligan a circular incluso por debajo de los 100 km por hora en prácticamente todo su recorrido, por citar solo algunas de las quejas, todas ellas impropias de una autopista de alto peaje. También echan pestes por el excesivo flujo en el tramo gestionado por la Diputación Foral de Gipuzkoa, así como sus continuas obras que ralentizan la circulación. En definitiva una infraestructura qué hoy no se consideraría ni siquiera autovía, y por que encima las diputaciones las mantienen como un lucrativo negocio.

Solamente entre Erletxes y Zarautz la autopista AP-8 tiene 128 curvas, algo que provoca que en los últimos siete años hubiera alrededor de 600 accidentes en esa vía y que desde el año 2015 dejaran su vida 16 personas en accidentes, la mayor parte provocados por las deficiencias de su trazado. En el caso de la amortizada autopista AP-8, que tenía que estar liberada desde el año 2003 dado que su construcción data de los años setenta del siglo pasado, señalar que no reúne las condiciones que actualmente se exigiría a una autopista de peaje.

Con respecto a la AP-1 que discurre entre Vitoria-Gasteiz e Irun, otra autopista de alto peaje que debería también vertebrar la Comunidad Autónoma Vasca, las personas encuestadas denuncian el pésimo diseño de sus accesos, sus también continuas obras y la falta de áreas de descanso. 

Este estudio independiente que saca a la luz las deficiencias más clamorosas de estas autopistas de peaje, contrasta con las encuestas cocinadas y pagadas por las propias Diputaciones con dinero de los y las contribuyentes, en las que jamás aparece ninguna de estas flagrantes deficiencias, ya que están encargadas-cocinadas para su autocomplacencia y de paso engañar a la ciudadanía.

Las plataformas contra los peajes siguen apostando por la liberación de estas infraestructuras, cuyo peaje solo obedece a un afán por sangrar los bolsillos de la ciudadanía, que ya paga suficientes impuestos con sus vehículos. Las Diputaciones las mantienen para colocar amigos políticos y de paso aumentar la inflación en la CAV trasladando a todas las personas que vivimos en Euskadi los altos costos repercutidos por culpa de los innecesarios peajes.