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Apasionadas al volante

Crece, en general, la incorporación de la mujer al mundo laboral y al ámbito publico. Sin embargo, el proceso es más lento en el transporte y la presencia femenina es menor que en otros sectores de la sociedad. Las extensas distancias a recorrer, prolongadas jornadas laborales y largas estancias fuera del hogar dificultan el acceso a la profesión, conciliación familiar y maternidad.

Hemos compartido estas reflexiones con tres mujeres conductoras, Puy Amatriain, Ana Tello y Rachida Bouaouda. Las dos últimas han sido madres a pesar de todo y gracias a sus familiares que han atendido a sus hijos. Las tres tienen compañero transportista, y disfrutan al volante. 

Apasionadas de la conducción, si lo han abandonado o han reducido la intensidad profesional no ha sido por cansancio, aburrimiento, desgana o incomodidad, Ha influido la disminución del volumen de trabajo, o el declive de los precios del transporte que lo hacían inviable. Han sacrificado entre otras cosas el cuidado y la educación de sus hijos, por su otra pasión, la conducción. Sin embargo, manifiestan que ha merecido la pena. 

Rachida Bouaouda Harradi

«Cuando subí al camión me temblaban las manos, no de miedo, sino de emoción»
Rachida Bouaouda Harradi, lleva casi 22 años al volante del camión. Licenciada en filología musulmana y derecho público en la universidad marroquí de Fez, quedó fascinada cuando subió por primera vez al camión de su compañero transportista de Zarautz. Pocas semanas después estaba sacando el carnet de conducir camiones, y a los dos meses ya hizo su primer viaje a Torino. Ambos formaron una SL y han llegado a tener 5 camiones, Ahora tienen uno cada uno. 

¿Como empezaste?
Sin mas, fue subirme al camión de mi pareja y me empezaron a temblar las manos. No era miedo, era la emoción. Yo todavía tenía sólo el carnet de conducir del coche, recién sacado, pocos meses antes, en el 96. 

¿Se puede decir que tienes vocación de transportista?
Es impresionante como me atraen los vehículos grandes. ¡Con lo pequeña que soy yo! Me gusta conducir, más bien, me apasiona conducir… El camión tuvo una atracción especial para mí. En cuanto lo cogí, lo adopté como modo de vida. 

Nada más sacar el carnet me incorporé al camión de mi pareja como segundo chofer, y después de dos meses ya estaba conduciéndolo. Aunque vayas en el camión, no aprendes mucho, tienes que practicar. Así, un día se agobió tanto de mis temores que me dijo, `tú ya sabes latín y tienes que ir sola´… Cargamos en Laudio, y le dijo a su jefe, `yo estoy enfermo, pero tu tranquilo que Rachida lo subirá hasta Torino´, yo lloraba, pero al final subí, lo llevé y hasta hoy. El me dio el empujoncito y desde entonces he trabajado sola. 

¿Que viajes haces actualmente?
Hace justo un año dejé el transporte internacional después de 20 años. No me cansé de ir fuera, eran kilómetros y kilómetros de carretera, me apasionaba viajar, pero ya no se podía por los precios de los portes. Para ganar lo que ganábamos al final prefiero quedarme en casa. Yo disfrute del camión al principio, hasta 2010, en los últimos años se convirtió en una carrera, con mucha competencia… Ha entrado gente de otros países al sector, han bajado mucho las tarifas, ha sido terrible… Llevo ahora un año transportando hierro entre el puerto de Pasajes y Olaberria. 

Es un sector duro…
El trabajo que hago ahora en concreto es muy sufrido. Todo el día corriendo, sin parar, tres o cuatro viajes al día, atando y desatando, subiendo y bajando del vehículo. Tengo 57 años, no soy una jovencita. 

Eres madre de una niña ¿Cómo fue la conciliación?
Al principio fue realmente duro. Cuando subí al camión ella tenía cinco años. Soy de las pocas mujeres transportistas que tienen la suerte de tener siempre a alguien detrás ayudando. En este caso fueron mis suegros. Y veía a la niña feliz, bien cuidada y me iba tranquila. Lo que pasa es que me he perdido toda su infancia, tantas cosas bonitas. yo me iba a Lituania, Polonia, Hungria… para varios días. Hacía viajes muy largos, muchas veces te quedabas el fin de semana fuera. 

¿No eras transportista cuando la tuviste?
No, comencé después de tenerla, yo venía con mucha ilusión de Marruecos con un título, a comerme el mundo; había estudiado filología musulmana y derecho público en la universidad, pensaba trabajar aquí, pero la vida te da muchas sorpresas, no es tan sencilla. Comencé a trabajar, primero en bares, luego en casas, también de traductora, hasta que me subí al camión y hasta hoy. Eso era a finales de 1999…

Es un sector muy masculino, sois pocas las mujeres, ¿como te has sentido?
Entonces apenas había mujeres en el sector, algunos portugueses iban con ellas, pocos, pero solas, muy pocas. Cuando veían a una sola en el camión, se sorprendían, yo no podía ni encender la emisora, por las cosas que se escuchaban entonces, había muchos comentarios, bastante machistas… 

Cuando llegaba a los parkings, cerraba las cortinas, prefería no ver a nadie, y que no me vieran, al principio fue así, pero poco a poco te vas dejando ver, con el tiempo vas perdiendo los miedos; haces siempre la misma ruta, sales siempre los domingos, tienes compañeros y poco a poco, pude hacer mi sitio. El día que sentí que no era diferente, que era una más como ellos, fue un momento muy importante. 

¿Porque crees que hay tan pocas mujeres en el sector del transporte? 
Yo creo que hoy ya no merece la pena, ya no se gana lo que se ganaba antes. 

Conocí parejas que pensaban ganar un poco de dinero, para luego tener niños y seguir él, pero ahora ya ni eso… Tampoco hay jóvenes, tal y como está el sector. Es desesperante, la verdad.

Los puntos de encuentro de transportistas ¿están preparados para las mujeres?
Eso sigue mal todavía… Yo creo que he ido al 80 por ciento de los países de la UE, y en muchas fábricas no hay ni baños para las mujeres… Eso sigue igual.

Hace un año dejé el transporte internacional. Para ganar lo que ganabamos, me quedo en casa.

Ana Tello

«Me sentía afortunada, incluso me hice más femenina con el camión»

Hace justo 20 años, en febrero de 2001 salió en la portada del primer número de la revista Garraiolariok con su hijo en brazos. Hoy sigue conduciendo… un tren. Hemos vuelto a contactar con ella para conocer como se ha sentido en un sector tan “masculino” y como ha sido la conciliación entre maternidad y transporte. 

Durante siete años trabajó conduciendo el camión que heredó de su padre. Reconoce que le dio mucha pena dejarlo, el camión se había averiado y se avecinaban tiempos difíciles.

7 años de transportista, es un sector muy masculino, donde se incorporan las mujeres pero menos que en otros ¿como te has sentido? ¿como te han tratado?
Yo me sentía la reina, eso era por mi forma de ser; nunca he pensado nada malo, me sentía afortunada, estaba entre hombres que me trataban bien; algunos no, había excepciones, pero era por temas de trabajo, por un porte, a ver quien madruga más, a ver quien corre más, a ver quien llega antes… Eso lo he vivido en mis carnes, pero con la gran mayoría me he llevado de maravilla. Estaba muy contenta, creo que incluso me hice más femenina con el camión trabajando en un mundo de hombres. 

Eras joven…
Era joven, sí, y tengo muy buen recuerdo, nunca me ha pasado nada… he estado en muelles con gente de todas partes y nunca he visto nada raro. Siempre he estado feliz… 

Fuiste madre y transportista ¿como fue la conciliación? Trabajabas muchas horas… ¿Cómo se conjuga eso?
Yo me baje del camión por la maternidad, llorando, era una sensación rara. 

Pero luego cuando tienes que volver, piensas, “mira lo que dejo en casa, y cuantas horas me esperan”, mi hijo no me veía, a veces llegaba el padre antes que yo, mi camión trabajaba todos los días de la semana, muchas veces hasta las 11 de la noche… 

O sea, que te ayudaban los suegros y tu madre cuidando al niño… 
Si, mis hijos se han acostumbrado a no verme. Tuve a la segunda hija al dejar el autobús y empezar con el tren…. 
Es muy diferente: al principio no me lo creía, trabajas de mañana o tarde, quieres seguir y te tienes que ir. `Si no me he cansado, yo seguiría´ `tu turno se acaba a las dos´ me decían… 

Sí, ya, es verdad, pero también te acostumbras enseguida a lo fácil, a lo bueno. 

Y si dejaste el camión no fue por la maternidad, por cansancio, o porque era un sector muy duro, sino por otras circunstancias.
Yo diría que fue porque bajó la tarea del camión… Se acabó un trabajo y el resto nos lo teníamos que repartir entre todos los autónomos que lo hacíamos; y el camión tenía tal avería que había que cambiarlo. Había que hacer una inversión y el futuro era incierto… 

Fueron siete años, una corta pero bonita experiencia, la mejor de mi vida…
 Y volviste a conducir…
Estuve un mes sin trabajar. Luego otros tres años de ferretera porque vi un anuncio en el periódico y me reía, `este anuncio me está llamando a mi´ y así fue. Estando en una tienda eres como un pájaro enjaulado, igual dentro del camión también, pero tienes otro movimiento, conoces a más gente, te mueves más. Siempre estaba mirando a la calle, y pensaba: `hago cinco descargas diarias de bobinas de papel, eso cansa, el camión es duro físicamente, igual el autobús es más cómodo para una chica´. Pasaba 10 horas en la ferretería y veía a conductoras con sus gafas de sol, su jersey, super cómodas. Cuando yo trabajaba con el camión tenía callos en las manos, usaba chaleco, botas, chándal… Por la tarde pasaba otro u otra con el autobús, -no había muchas tampoco, entonces eran tres- y dije, `voy a intentarlo y probar el autobús ́, dicho y hecho… 

¿Te costó encontrar trabajo? 
En Euskotren entras por oposición, lo saqué a la segunda. ¡pegué un berrinche cuando suspendí!! Yo quería trabajar ahí. Era una cosa obsesiva. A la segunda saqué la oposición del tranvía de Gasteiz, y nunca he ido a conducir el tranvía… una vez dentro optas a traslados internos… Salió uno detrás de otro. 

El tren es diferente, no hay mucha relación con los viajeros… 
Sí, es como en el camión… La mercancía, la llevas bien y detrás de la cabina. En el tren tienes un plus de responsabilidad porque los viajeros son personas. 

¿Quieres añadir algo más?
Muchas veces cuando la gente se entera de que he conducido camión, autobús y ahora tren me comentan hasta dónde puedo llegar, ¡a besar el cielo!, claro, pero para besar el cielo… ¿Qué es lo que no he hecho? Tuve una tienda que me fue mal, todo lo he conseguido a base de intentarlo, necesitaba un futuro laboral digno, necesitaba trabajar en condiciones… ahora que llevo doce años de maquinista y estuve tres con un autobús, he llegado a la guinda del pastel… he llegado al cielo… pero al cielo cielo. Reflexiono sobre mi vida y creo que: «lo supe gracias al transporte, mis años con el camión me han servido para saber cual era mi camino, seguir conduciendo… He trabajado duro, sí, me he sacrificado mucho en un sector donde me he sentido muy a gusto, y ha merecido la pena». 

Estoy segura de que mi padre estaría muy orgulloso de verme así.

Puy Amatriain

«Si no me suelto el pelo no ven a una mujer»

Puy Amatriain no ve un futuro muy prometedor y beneficioso en el sector, pero sigue paseando al “abuelo” como le llama cariñosamente a su viejo camión, junto a Eki el perro que le hace compañía, también, en la cabina. Antes tuvo otro, que lo llevaba siempre en los viajes de largo recorrido, pero se murió.

¿Como empezaste?
Mi hermano era transportista y siempre me había gustado. Antes de sacar el carnet de camión ya estaba trabajando en Azkar con una camioneta, y en cuanto pude lo saqué.

¿Que te atrae del oficio de transportista?
Todo, primero, el trato con los clientes; también, andar de aquí para allí. Lo que me pasa es que son más que clientes, con el tiempo son como de casa, sientes su trabajo como si fuera tuyo, lo quieres hacerlo lo mejor posible. Y, a veces, cuando no te valoran, es cuando te duele… pero no tengo problemas. 

Ahora el tema está como está, no hay trabajo y los precios de los portes están como están… 

Es un sector muy masculino ¿como te has sentido?
Yo, muy a gusto. 

¿Te han tratado bien?
Siempre hay algún idiota pero, en general, me han tratado muy bien. También me he encontrado con mujeres muy celosas en algunas empresas… Hay de todo. Soy bastante abierta y eso ayuda mucho… 

¿Por que crees que hay tan pocas mujeres en el sector?… 
Quizás, porque la mujer está mirando a formar una familia y ahí es la que tira del carro. 

Este trabajo es muy atado, muy comprometido. Es duro dejar a los hijos e irte de viaje, entiendo que sea complicado. Yo creo que es por el tema de los horarios, ¿con quién vas a dejar a los críos todo el día? Yo a veces salgo a las 6 de la mañana a trabajar… 

Hay gente que te dice, `no se como te atreves con eso´ y les respondo `y tu como te atreves a limpiar a un abuelo, yo prefiero ir con el camión´ hoy tampoco me iría con un tráiler grande por ahí, con el mío me vale… 

¿Circulas por aquí?
Ahora si, antes hice nacional e internacional, 

¿Aquello sería más duro, con recorridos y jornadas más largas?También anduve a gusto…Trabajaba con una agencia, íbamos a la zona de Burdeos y sabía que volveríamos todos juntos, entonces tirábamos de la emisora y nos lo pasábamos muy bien. Y si te entraba el sueño, algún andaluz ya te contaba algún chiste por la emisora. Era un trabajo agradable, divertido… 

No ibas muy lejos…

He ido a Alemania, Italia, pero sobre todo a Francia, para poder llegar con un disco al destino. También iba hasta Paris: salía el fin de semana, llegar a un punto y de allí tiraba el domingo por la noche para llegar con el siguiente disco… ahora no me veo haciendo eso… 

He ido también a muchas obras al sur, era la bomba. ¡Los andaluces te echan unos piropos desde el último piso, hasta a la más fea!… yo me lo he pasado muy bien… he conocido gente muy maja, he hecho muchas relaciones, nos juntábamos a menudo con la misma gente, he andado a gusto, pero la edad se nos está echando encima, se nota…

¿Se sorprendían cuando escuchaban o veían a una mujer?
En la zona de Francia no… Por aquí casi todo el mundo te conoce, pero cuando vas a largo recorrido, cargas el camión te arreglas y vas… como me suelte el pelo, entonces la gente se fija, y se da cuenta de que eres una mujer. Pero si no lo llevo suelto, no. Se tienen que fijar mucho. 

¿Como ves el sector?
No está muy bien… Hay mucho chanchullo con las empresas grandes… no hay más que porquería. Los cuatro decentes nosotros. 

Hace falta motivación…
La pasta es la motivación. Al final te ves con un camión viejo, sin mucha ilusión, pero, aquí estamos, es lo que hay, a ver que pasa, está todo muy parado… 

Te veo resignada, somos jóvenes aún
Claro que sí, pero no hay motivación, con la que nos está cayendo, no se como vamos a salir de ésta, no se le ve nada de luz, todos te dicen que están fastidiados…